Más que a la historia y los misterios asociados al fado, la cumbre de este estilo musical se debe a las voces e interpretaciones de quienes lo recitan.
Son los nombres de artistas ya fallecidos, combinados con artistas actuales, los que aportan excelencia a este estilo tan portugués.
Entre la mezcla de emociones y recuerdos que proporciona cada momento musical, presentamos algunos de los nombres más conocidos del fado portugués.
Amália Rodrigues
Tenemos mucho que agradecer a Amália Rodrigues, reina del fado. Entre 1943 y 1990 actuó en los cinco continentes, sobre todo en Estados Unidos, donde participó en 1953 en el programa de la NBC Coke Time con Eddie Fisher. Ya entonces fue la primera artista portuguesa en aparecer en la televisión estadounidense.
Además de en la música, Amália Rodrigues debutó en varias revistas y en el cine, siempre con el fado como protagonista. Sus interpretaciones aún pueden escucharse hoy en día y sirven de ejemplo para muchos.
Sus premios y su esplendor la llevaron al Panteón Nacional de Lisboa, donde reposa desde 2001. Entre sus canciones más conocidas figura «Povo que lavas no Rio», un clásico del fado portugués.
Carlos do Carmo
Otro nombre importante en el fado es Carlos do Carmo, hijo de la fadista Lucília do Carmo, aclamado desde 1963, cuando interpretó por primera vez el fado «Loucura», de Júlio de Sousa. Ya al principio de su carrera, el cantante de fado recibió varios honores.
Debutó fuera de Portugal en 1970 con conciertos en Angola, Estados Unidos y Canadá. En 1976 participó en el Festival de Eurovisión en Holanda. Allí interpretó la canción «Uma Flor de Verde Pinho», de Manuel Alegre, que formó parte del disco «Uma Canção para a Europa».
Augusto Hilário
Padre del aclamado Fado Hilário, Augusto Hilário entró en contacto con el fado cuando llegó a Coimbra entre 1889 y 1890 para estudiar medicina.
Sus interpretaciones se hicieron rápidamente conocidas en todo el país. Además de interpretar poemas de autores de la época, escribió varias cuartetas que quedaron inmortalizadas en la sociedad. Aunque su paso por el fado fue breve, su muerte fue llorada por familiares, amigos, admiradores y conocidos.
Mariza
Después de Amália Rodrigues, Mariza es el nombre más conocido del fado y de la música portuguesa a nivel internacional. Su primer álbum, Fado em Mim, fue publicado en 2001 por World Connection y llegó a 32 países, poniéndola en boca de todo el mundo. Incluye su interpretación de la canción «Ó gente da Minha Terra», escrita por Amália Rodrigues.
A partir de entonces, Mariza siguió creciendo y lanzó su segundo álbum, Fado Curvo, en el que interpretó la canción «Primavera». Este álbum alcanzó el número 6 en la lista Billboard World Music.
Desde entonces, ha publicado cinco álbumes más y ha actuado en algunos de los mayores y más importantes escenarios internacionales, colaborando con grandes nombres de la industria musical.
Camané
Carlos Manuel Moutinho Paiva dos Santos, más conocido como Camané, es uno de los nombres más brillantes del fado de esta generación. Comenzó su carrera como cantante aficionado de fado y a los 12 años ganó el certamen anual «Grande Noite do Fado», en el que a lo largo de los años han participado nombres como Marina Mota, Anabela Pires, Raquel Tavares y Ricardo Ribeiro.
Su participación en este evento le abrió las puertas de la industria musical, incluida su participación en varias obras de Filipe La Féria. En 2000, ganó un disco de plata por vender 10.000 copias de su tercer álbum. Al año siguiente ganó su segundo disco de plata, sólo tres semanas después de lanzar su cuarto álbum. A su vez, el quinto álbum del cantante de fados recibió un disco de oro.
La carrera de Camané sigue traspasando fronteras, actuando en algunos de los escenarios internacionales más importantes.
Alfredo Marceneiro
Alfredo Marceneiro marcó a su generación de fadistas. Empezó a cantar hacia 1905, cuando sólo tenía 13 años, y pronto se hizo famoso por su música y su improvisación.
Participó en fiestas y cegadas hasta 1924, cuando actuó en el Teatro São Luiz y ganó una Medalla de Plata. Se retiró en 1963, en el mismo local que le vio ganar un premio, pero nunca dejó de cantar.
De esta época data su álbum «El Fabuloso Marceneiro», considerado por Blitz como uno de los mejores discos portugueses de todos los tiempos.
El 10 de junio de 1984, años después de su muerte, recibió la Encomienda de la Orden del Infante D. Henrique de manos del General Ramalho Eanes, entonces Presidente de la República.